Partido Revolucionario de los Trabajadores
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MÉXICO: UN PROGRESISMO TARDÍO
Edgard Sánchez Ramírez (+)
Frente a los intensos cambios ocurridos en América del Sur de crisis de los diferentes gobiernos "pogresistas" en todas sus variantes y la llegada de gobiernos de derecha o ultraderecha, con la llegada de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) a la Presidencia, México da la imagen de ir a contracorriente del resto de América Latina.
La realidad siempre es más complicada. Habría que evitar, en todo caso, generalizaciones definitivas. Hace años (a principios de siglo), se hablaba de un "giro a la izquierda" en América Latina por la llegada de los primeros gobiernos que ahora llamamos "progresistas" y que quisieron presentarse como post neoliberales. Frente a esos gobiernos se hablaba de aquellos que se ubicaban a la derecha, entre ellos México. Pero esta separación entre países a la izquierda y a la derecha hacía una generalización que omitía el desarrollo de la lucha de clases en cada país y las resistencias al neoliberalismo en cada caso. Ahora también habría que tener cuidado con una generalización contraria afirmando que en general Latinoamérica gira a la derecha -y por tanto México sería la excepción- pues el análisis pone el énfasis básicamente en el carácter de cada gobierno. Haciendo abstracción de las dinámicas de luchas de masas y relación de fuerzas en cada caso.
Por eso, el análisis internacional sobre el nuevo gobierno de México debe ir más allá del interés de Estado de diversos países colocados a la izquierda frente a la ofensiva del imperialismo. En aquel marco, obviamente, es muy positivo que con el gobierno de AMLO y su partido, Morena, las amenazas de Trump contra Venezuela ya no son apoyadas por México como hace unos meses con el gobierno de Peña Nieto del PRI. El gobierno de AMLO afirma que quiere recuperar la antigua política exterior de México de "no intervención en los asuntos de otras naciones". Con esta premisa se ha alejado del Grupo de Lima, desde el cual México con Peña Nieto, presionaba a Venezuela. Ahora junto con Bolivia y Cuba, México no reconoce al autoproclamado presidente Guaidó, impuesto por el imperialismo yanqui y se opone abiertamente a la intervención militar en Venezuela. Sin embargo, el carácter del nuevo gobierno es algo más complicado. Aún en el terreno de la política exterior, ya tuvimos también la experiencia ante el caso de Nicaragua. Antes del 1 de diciembre, en que López Obrador asumió la Presidencia de la República, mientras que el gobierno de Peña Nieto apoyaba a Estados Unidos y la OEA presionando al llamado de nuevas elecciones en Nicaragua para sacar al criminal gobierno de Ortega-Murillo, en Cuba, en la reunión de los partidos del Foro de Sao Paulo, Morena, el partido de AMLO, se alineaba con Cuba y Venezuela en la defensa de Ortega. Nuevamente con el argumento de la "no intervención".
López Obrador se presentó a las elecciones del 1 de julio de 2018 por tercera ocasión. En las dos ocasiones anteriores, 2006 y 2012, seguramente AMLO ganó la mayoría de votos. Pero en las dos ocasiones se impuso un fraude para no reconocerle el triunfo. En 2018, el aparato electoral y en general del Estado habían armado un nuevo instrumento para imponer un nuevo fraude contra la elección presidencial de López Obrador.Los meses previos, el propio López Obrador fue denunciando todas las trampas que se preparaban para el fraude, incluso en un proceso electoral extremadamente violento (adicional a la violencia general resumida en la crisis de derechos humanos) pues más de 100 candidatos a diversos cargos y de diversos partidos fueron asesinados antes de llegar a las votaciones. Pese a los preparativos del fraude en esta ocasión tuvieron que reconocer el triunfo de AMLO.
Tres elementos confluyeron: la crisis del régimen político mexicano, alimentada por una permanente resistencia popular y luchas contra el neoiliberalismo, la división de la burguesía y la propuesta de AMLO de lo que llamamos una transición pactada.
El sexenio de Peña Nieto /2012-2018) estuvo marcado por una crisis permanente de legitimidad y finalmente política. Aunque logró superar la crisis inicial por la imposición del fraude del 2012, a la que se opuso un fuerte movimiento de masas encabezado por el movimiento estudiantil #yosoy132, pero que fue abandonado por AMLO al negarse a continuar la lucha contra la imposición, Peña logró que todos los partidos, notablemente PRI, PAN y PRD, firmaran el Pacto por México que le reconocía como Presidente (lo que era una traición del PRD a AMLO) y que al mismo tiempo se comprometieran con todas las reformas neoliberales que impondría durante su gobierno.
Y aunque Peña Nieto logró imponer la mayor cantidad de reformas neoliberales, que modificaron incluso la Constitución, con el apoyo de todos los partidos del Pacto por México, prácticamente sin oposición en el Congreso, la situación fue diferente en el movimiento social. Cada reforma fue rechazada en la calle por movimientos sociales, sindicales o populares, que se fueron oponiendo a cada una de ellas, aunque en forma sucesiva y nunca unidos y simultáneamente.Y aunque prácticamente ningún movimiento logró derrotar alguna reforma neoliberal estos movimientos tampoco fueron derrotados o aplastados. Eso fue creando un clima de descontento, rabia y odio contra el PRIAN (pues los gobiernos del PRI y del PAN sucesivos no tenían diferencias de fondo sobre los proyectos neoliberales) pero el descrédito y desprestigio de los otros partidos del Pacto por México, incluido el PRD, les alcanzó también. Esto apuntaló social y masivamente un descrédito con respecto a todos los partidos e instituciones electorales y luego de justicia que van a marcar la crisis de legitimidad del régimen.La crisis se fue agravando año con año del gobierno de Peña. En el 2013 con la oposición en las calles a las reformas neoliberales, fueran la educativa, la energética, la fiscal, del trabajo. En el 2014 es cuando desaparecen a los 43 estudiantes de Ayotzinapa en la ciudad de Iguala.El movimiento por los 43 explota masivamente en todo el país. La crisis es mayúscula. En el estado de Guerrero, el movimiento quema por igual las oficinas del PRD y del PRI y toman durante días la mayoría de ayuntamientos del estado. También queman el congreso local de Guerrero. El movimiento estudiantil en solidaridad con Ayotzinapa se extiende por todo el país, en escuelas públicas y privadas, La solidaridad desde el exterior es impresionante, mayor que durante el levantamiento zapatista. En ese momento se popularizan las consignas de "Fue el Estado" y "Fuera Peña", además del viejo grito de "Vivos los llevaron, vivos los queremos". Son meses de explosión masiva fines del 2014 y principios del 2015, aunque las movilizaciones por Ayotzibapa continúan hasta la fecha. En 2015 hay elecciones intermedias y el movimiento por Ayotzinapa llama a boicotearlas pues ningún partido inspira confianza. En 2016 resurge el movimiento de maestros contra la llamada Reforma Educativa. Son 150 días de paro, de huelga, en muchas ciudades y pueblos del país. Ocurre la matanza de Axochitlán en Oaxaca y en diversos estados de la República maestros son despedidos del trabajo, pero el movimiento no es derrotado. En enero del 2017 hay otra rebelión espontánea contra el "gasolinazo" (el aumento brutal del precio de la gasolina) en acciones de protesta muy fuertes, incluso ahora en ciudades del norte del país, donde a diferencia de estados del sur, como Guerrero, Oaxaca y Chiapas, así como la Ciudad de México, la izquierda ha sido débil y también los movimientos sociales. En septiembre del 2017 hay otro terremoto(parecido al de 1985) que afecta a la Ciudad de México, pero también a Morelos, Puebla, Oaxaca y Chiapas.Vuelve a surgir como en 1985, un poderoso movimiento civil de solidaridad y apoyo a los damnificados, apoyando también su autoorganización. Pero ahora el rechazo a la participación en la ayuda de organismos gubernamentales o de partidos políticos es unánime. A la gente que quiere ayudar con agua, dinero u otro apoyos, el movimiento les dice que por ningún motivo lo entreguen a instancias de gobierno o políticas pues "se lo roban" o lo usan políticamente. El descrédito de los partidos y la falta de legitimidad del gobierno es manifiesto. A fines del 2017, el EZLN anuncia su propuesta de postular una mujer indígena como candidata a la presidencia de la república. Marichuy la candidata independiente es propuesta por un Concejo Indígena de Gobierno que se propone extenderse por todo el país usando la campaña y Marichuy anuncia no solamente la defensa de las comunidades indígenas afectadas por el despojo de las compañías mineras extranjeras y otros megaproyectos, sino una definición abiertamente anticapitalista. Aunque no se consigue reunir las firmas necesarias para registrarla como candidata independiente, la experiencia sirve para desacreditar más al proceso electoral, pues la autoridad reconoce como candidatos a dos personas, una proveniente del PAN y otro del PRI, que hicieron múltiples trampas y violaciones a la ley para alcanzar las firmas necesarias.
Frecuentemente se dice que el triunfo de AMLO en julio del 2018 fue una expresión masiva de un "hartazgo popular". Es cierto. Pues todas las luchas y resistencias desarrolladas durante el sexenio de Peña crearon ese hartazgo que se expresaría en un rechazo histórico contra el PRI, e PAN y el PRD. Con el odio acumulado contra el régimen durante las luchas previas, que se dieron en forma separada y sucesivas, todos los analistas eran claros que si se imponía un nuevo fraude, una nueva explosión social ocurriría, pero ahora no parcial y en paralelo, sino en el terreno político y contra el régimen en crisis.
Entonces, el reconocimiento del triunfo de López Obrador en esta ocasión fue la opción más segura para el sistema y su continuidad. La otra opción era el fraude nuevamente pero en esta ocasión con la posibilidad muy real de una explosión social incontenible e incontrolable que lograra la salida del viejo régimen pero en forma violenta. Para la clase dominante resultó preferible aceptar el triunfo de López Obrador y aceptar su oferta de una transición pactada, con un gobierno que no fuera de revancha, que ofreciera el perdón y una especie de amnistía adelantada para los que antes consideraba la Mafia del Poder. La conciliación con sectores de la burguesía que antes le combatían, la inclusión en su gobierno de representantes de esos sectores burgueses, así como de antiguos funcionarios de los gobiernos del PRI y del PAN, a cambio de estabilidad y permitirle llegar a la Presidencia.
El hartazgo popular no fue creado por la campaña electoral de AMLO, sino por la experiencia de luchas y resistencias de los años anteriores. Esas luchas no fueron apoyadas o promovidas por AMLO y su campaña. Por el contrario frecuentemente transcurrían en paralelo y con conflictos, pues AMLO proponía posponer todo hasta las elecciones, hasta el voto y no en las luchas y sus métodos de acción política, directa, en las calles. Esto explicará la necesidad y posibilidad de una continuidad de las luchas en forma independiente del nuevo gobierno y sin aceptar los ritmos y formas y paciencia que quisieran imponerle al movimiento desde el gobierno.
Diversos intereses de clase, incluso encontrados, compromisos de campaña, así como compromisos con esos sectores burgueses, lo modelan como un gobierno con giros bonapartistas sometidos a las presiones de un lado y otro. Consideramos el gobierno de López Obrador como un progresismo tardío no solamente porque ocurre en el momento de declive de los gobiernos progresistas de la primera etapa, sino porque al estar ausentes las condiciones económicas que permitieron una base para programas sociales de la primera generación de progresistas, el empuje antineoliberal -ya no se diga antiimperialista de gobiernos como los de Chávez o Evo Morales- es en este caso muy limitado. No solamente por la caída de precios del petróleo sino por los compromisos con la derecha empresarial. El discurso del gobierno no es para nada, por supuesto, del socialismo del siglo XXI que diría Chávez en su momento, sino el de la Cuarta Transformación (haciendo referencia a los 3 momentos revolucionarios de la historia de México: la revolución de Independencia de 1810, la Guerra de Reforma del siglo XIX y la Revolución Mexicana de 1910) pero realizada en forma pacífica y buscando la reconciliación.
Aunque AMLO insiste en declarar que con su gobierno ha terminado el periodo neoliberal en México, la realidad es que en forma similar a otros gobiernos progresistas previos en América Latina mantiene proyectos centrales claramente neoliberales. Esto es especialmente cierto en términos del extractivismo y los megaproyectos, por un lado. Y por el otro, una respuesta que mantiene lo esencial de los gobiernos anteriores ante la crisis de derechos humanos que existe en México, producto de estas décadas de la llamada guerra contra el narco, que ha implicado una continua militarización del país que ha elevado en forma escandalosa las violaciones a derechos humanos, con ejecuciones extrajudiciales, decenas de miles de nuevos desaparecidos, violencia desatada por todo el país, con diversos grupos armados de la delincuencia pero asociados a diversos niveles del gobierno federal, del ejército y las policías y los gobiernos estatales y municipales, lo que en ese clima de violencia ha aumentado exponencialmente la violencia contra las mujeres, en todos los niveles y formas pero llegando al extremo del feminicidio en prácticamente toda la República. Frente a ello AMLO ha propuesto la creación de una Guardia Nacional, que en estos días debe estar aprobándose en el Congreso. La Guardia Nacional implica la continuación de la militarización del país. Se dice que la diferencia podría ser que el mando de la GN no estuviera a cargo de un militar sino de un civil. Pero de todos modos la GN se integrará con militares, tanto del ejército como de la marina, para tareas de seguridad como si fuera policía, pero militar. Es el misma camino de seguir usando a las fuerzas armadas como policías con toda la secuela de violencia y violación de derechos humanos que han implicado desde el gobierno de Felipe Calderón. Peor porque ahora se les autoriza a realizar detenciones y espionaje para sus labores. Responde al viejo reclamo del Ejército que sabía que desde la "guerra contra el narco" de Calderón estaban violando la Constitución. Por eso el movimiento contra la guerra ha exigido todos estos años el regreso de los soldados a sus cuarteles. Y AMLO jugó en campaña con la idea al decir que tenía otro plan para acabar con la violencia que no era simplemente más violencia. Pero la GN es la señal de continuación de la guerra, de la militarización. Los soldados lograrán si se aprueba la GN que se autorice que "excepcionalmente" y como decisión del Presidente, el ejército siga haciendo labores policiacas. Aun si se aprobara que la GN contara con las fuerzas armadas "solamente" durante los 5 años siguientes es una decisión peligrosa que no conduce a superar el problema de la militarización y la violencia. Menos aún, cuando AMLO anuncia como parte de sus planes para dar oportunidades a los jóvenes, el reclutar 45 mil nuevos soldados.
Pare el caso de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa se ha anunciado la creación de una Comisión de la Verdad que ubique lo ocurrido con los 43 estudiantes. Las comisiones internacionales de derechos humanos que fueron a México a investigar el caso destruyeron la versión oficial del gobierno de Peña que decía que los estudiantes habían sido ejecutados por criminales que les habían incinerado al aire libre. El movimiento de los 43 ha logrado que la Comisión de la Verdad inicie haciendo a un lado la versión oficial de Peña y por tanto considere a los 43 como víctimas de desaparición forzada. Esta es una conclusión de los investigadores internacionales que pudieron abrir todas las puertas necesarias para su investigación, menos una puerta: la del Ejército. Ni el cuartel de la ciudad de Iguala donde fueron desaparecidos los 43 ni otros cuarteles. No parece que con las concesiones que el nuevo gobierno está haciendo a las fuerzas armadas se atrevan a cruzar esa puerta para investigar al ejército, que desde la época de Rosario Ibarra y los primeros desaparecidos políticos ha señalado el papel del ejército como ejecutores de las desapariciones y los cuarteles militares como cárceles clandestinas e ilegales para los desaparecidos.
La continuación de la política neoliberal se confirma en el hecho de que las principales reformas aprobadas durante el gobierno de Peña, se mantienen aunque se critiquen y en campaña hubieren sido denunciadas. Es especialmente el caso de reforma energética que abrió el proceso de privatizaciones en cuanto al petróleo, la electricidad y la producción de gas. Aunque se combate a la escandalosa corrupción existente en estas empresas públicas y en este terreno (por ejemplo la campaña contra el robo de gasolina orquestada desde directivos de PEMEX) la reforma neoliberal se mantiene.
Pero como la llegada de este gobierno ocurre atrapado entre el compromiso con ciertos intereses burgueses por un lado y por otro la ilusión popular de la necesidad de un cambio que termine radicalmente con todo lo que significó el PRIAN (la alianza oligárquica neoliberal entre lo dos históricos partidos burgueses a la que se sumaron los demás partidos, como el PRD, en el marco del Pacto por México de 2012), la lucha de clases se agudiza con la continuación y profundización de las luchas que venían desde antes de las elecciones. Morena piensa que le reconocieron el triunfo simplemente por la persistente campaña electoral de AMLO y olvida todos los movimientos y luchas previas que crearon las condiciones para una crisis del régimen a punto de la explosión. Por eso insistentemente están llamando a tener paciencia y permitir al nuevo gobierno hacer su trabajo, sin nuevas movilizaciones, plantones o huelgas.El propio AMLO ha criticado las movilizaciones que continúan y aumentan con la confianza de haber derrotado al PRIAN. Por ejemplo, a los maestros de Michoacán exigiendo el pago de sus salarios que han bloqueado las líneas de ferrocarril que van del puerto de Lázaro Cárdenas, en el Pacífico con infinidad de mercancías hacia el norte y especialmente hacia Estados Unidos, les ha llamado a suspender sus protestas y les ha dicho que esas tácticas de lucha no son propias de la izquierda, sino de la derecha! También a los pueblos de Morelos que se oponen a la Termoeléctrica de Huexca y el gasoducto que viene desde Puebla, les ha llamado ultraizquierdistas que son conservadores (pues no quieren el progreso). O las huelgas salvajes de las obreras de maquiladoras en Matamoros, en la frontera norte de México junto a Texas, que por medio de Ricardo Monreal, líder de Morena en el Senado, les ha pedido suspender las huelgas para que las empresas no se vayan del país. Monreal les dijo a los líderes sindicales, es "un mensaje que les manda nuestro amigo" (o sea AMLO).
Entonces megaproyectos neoliberales se mantienen o se presentan como novedades del gobierno de AMLO. El primer choque ocurrió con el nuevo aeropuerto internacional de la Ciudad de México que viene planeándose como un despojo en tierras campesinas que además implicaría un desastre ecológico en la Cuenca del Valle de México, desde el gobierno de Vicente Fox (2000-2006). Finalmente, después de una consulta a la que convocó López Obrador antes de tomar posesión, el proyecto de aeropuerto se derrotó. Pero otro megaproyecto se mantiene que es seguramente el más grave. Se trata del Tren Maya y del proyecto interoceánico por el istmo de Tehuantepec que comunicaría con el Golfo de México y el Atlántico con el Pacífico. Es un viejo proyecto imperialista que en el siglo XIX se pensó hacer antes que el Canal de Panamá. En estos años fue parte también del Plan Puebla Panamá. Como otros mega proyectos neoliberales realizados por gobiernos progresistas en América Latina, el Tren Maya implicará el despojo de comunidades indígenas en los estados con mayoría indígena (como Chiapas y Oaxaca, pero también Yucatán, Campeche y Quintana Roo) y un proyecto ecocida al atravesar las zonas de selva de esas regiones, incluidas las de Chiapas donde se ubican los Zapatistas. López Obrador piensa el proyecto del Tren Maya como el filtro que hará innecesario el Muro de Trump en la frontera norte pues a la migración proveniente de Centroamérica e incluso del sur de México les ofrecería oportunidades de trabajo sin tener que ir a Estados Unidos. Por eso ya en los primeros meses de gobierno cambiaron la política migratoria ofreciendo "visas humanitarias" a los migrantes centroamericanos de modo que puedan entrar a México legalmente y si quieren trabajar en este país sin ir a EU.Es significativo que los migrantes que han aceptado la visa de todos modos decidieron continuar hacia Tijuana con la ilusión de ingresar a Estados Unidos pues no les parece atractiva la oportunidad de trabajo que les ofrece el gobierno de México.
El tercer megaproyecto tiene que ver con el mencionado ya de la termoeléctrica de Huexca y el gasoducto hasta Puebla. Los pueblos campesinos de Morelos (la tierra de Emiliano Zapata) no quieren la termoeléctrica que usará y contaminará el agua que ellos usan para la agricultura. En campaña AMLO también se pronunció contra la Termoeléctrica, pero ahora apoya el proyecto y ha intentado imponerlo por medio de otra consulta pero que no reúne las condiciones necesarias para su validez. En la víspera de la consulta, Samir Flores, uno de los líderes comunales opuestos a la termoeléctrica y a la consulta, fue asesinado a balazos en su propia casa. La legitimidad de la consulta también está en duda en forma agravada con este asesinato. Y es otro movimiento (que en el caso de Morelos votó por AMLO) que se ve confrontado con el nuevo gobierno. Obviamente, también el EZLN se ha pronunciado contra los megaproyectos ecocidas y considera que AMLO les ha declarado la guerra con el Tren Maya.
La política asistencialista, similar a las de otros gobiernos progresistas en América Latina, también los desarrollará este gobierno. Ya se aumentó el dinero de apoyo a las personas de la tercera edad en todo el país, igualmente para madres solteras y jóvenes estudiantes. Se decretó un aumento de salarios especial para la zona fronteriza norte, así como una zona libre y bajar el precio de la gasolina de las ciudades fronterizas poniéndola al mismo nivel que en el lado de EU de la frontera. Como las empresas maquiladoras en la frontera norte se han negado a dar el aumento salarial planteado por el gobierno, las obreras de decenas de empresas en Matamoros tenían un sólido argumento para la lucha e incluso para la huelga sin control de las direcciones sindicales oficialistas y traidoras. Más de 40 mil trabajadoras han ido a la huelga y la mayoría han conseguido el aumento salarial. Probablemente este movimiento se extenderá otras ciudades fronterizas que también tienen empresas maquiladoras.
En el terreno sindical que como se ve, conocerá seguramente un nuevo ascenso en las luchas pero también habrá complicaciones. La derrota electoral del PRI con AMLO objetivamente ha debilitado a las organizaciones sindicales y campesinas históricamente corporativizadas al PRI. En la lucha contra la corrupción, por ejemplo en PEMEX, un obstáculo inmediato es la dirección sindical colaboracionista (la dirección "charra" como se les llama en México) de los petroleros que han sido socios y cómplices con los directivos de la empresa. Pero otros como los agrupados a la CTM, parte del voto "duro" controlado por el PRI (como el de las organizaciones campesinas) se ven debilitadas en la nueva circunstancia. Ello puede favorecer nuevas luchas obreras por recuperar sus sindicatos. Pero también parece que, más rápidamente, puede abrir el camino a un nuevo corporativismo que sustituya al viejo corporativismo sindical del PRI (que viene desde los años 30, cuando el gobierno de Cárdenas, en que se fundó la CTM). Hacia allá apunta el llamado de Napoleón Gómez Urrutia, líder histórico del sindicato de mineros, para crear una nueva central sindical que obviamente golpearía o acabaría o dividiría con la CTM y otros sindicatos del PRI. Gómez Urrutia fue perseguido por los gobiernos neoliberales tanto del PAN como del PRI por lo que tuvo que exiliarse en Canadá durante estos años. Ahora ha regresado a México, cobijado por Morena, que lo convirtió en Senador de la República. El proyecto de una nueva central del Senador de Morena, es diferente y alternativo a los intentos previos de centrales sindicales independientes del PRI como la UNT (Unión Nacional de Trabajadores) que sostiene el sindicato de telefonistas, pero sobre todo de la NCT (Nueva Central de Trabajadores) impulsada por el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) como parte de su lucha contra las reformas neoliberales de estos años. López Obrador le interesa favorecer a sectores sindicales más cercanos, en vez de fuerzas sindicales con una historia real de lucha y oposición a las reformas neoliberales. No es solamente el caso de Napoleón Gómez Urrutia de los mineros, sino significativamente de los maestros agrupados en la CNTE, históricamente la oposición histórica a los charros del PRI en el sindicato, y que en medio de la campaña electoral se alió más bien con la corriente sindical de Elba Esther Gordillo, otra charra caída en desgracia al inicio del gobierno de Peña que estuvo en la cárcel todo este tiempo hasta el triunfo de AMLO en que finalmente fue liberada. Y el otro sindicato independiente y de lucha contra el PRIAN que es el SME, al que también López Obrador parece querer golpear después de que resistió la persecución de los neoliberales del PRI y del PAN especialmente desde 2009 en que Felipe Calderón cerró la Compañía de Luz y Fuerza del Centro y despidió a los más de 40 mil trabajadores del SME.
Todo ello plantea como en oros casos de gobiernos progresistas,la necesidad y urgencia de un polo de izquierda anticapitalista y socialista que sea independiente del nuevo gobierno. Es perder la independencia sindical, como ocurrió en los años 30 al fundarse la CTM, mantener la ilusión de que el nuevo gobierno ayudará a lograr la democracia e independencia de los sindicatos. Trotsky, que vivió en México en los años de la creación de la CTM, en que el PC seguía la línea del frente popular con la burguesía, decía, seguramente como parte de una reflexión autocrítica sobre el periodo del comunismo de guerra, que los sindicatos deben ser independientes de cualquier gobierno, incluso de un gobierno revolucionario (que no es el caso del gobierno de AMLO).
Y la política asistencialista típica del progresismo tampoco se podrá mantener a la larga solamente con los recursos que se obtengan del combate a la corrupción. Ciertamente el monto de recursos robados por la corrupción son inmoralmente altos. Pero tampoco alcanzará con otras medidas muy publicitadas y de gran impacto mediático como la reducción de salarios del presidente y de otros funcionarios de alto nivel (aunque muchos se resisten) o la venta de los autos blindados de lujo de la presidencia y de otras secretarias de Estado, o la venta del lujoso avión presidencial, o el hecho de que AMLO siga viviendo en su departamento y usando su auto particular y volando en líneas comerciales (al mismo tiempo que ha abierto al público, con el propósito de convertirlo en un centro cultural, la lujosa residencia presidencial de Los Pinos). Medidas realmente radicales se requerirían para pagar programas sociales. Con el argumento de la necesidad de austeridad y de lucha contra la corrupción, los recursos para algunos programas sociales se han reducido o definitivamente clausurados, sustituidos por la vía neoliberal que busca acabar con las organizaciones colectivas (que se han convertido en sinónimo de corruptas) para entregar los recursos en forma directa e individual a los beneficiarios (los casos de las estancias infantiles o los centros de refugio a mujeres golpeadas o violentadas) o incluso el despido de trabajadores de base de oficinas de gobierno, como parte de la "austeridad republicana" y contra la corrupción que no toca todavía a altos funcionarios sino a empleados de base. El presupuesto de egresos, aprobado por la mayoría de Morena en el Congreso (y en este caso con el apoyo de los otros partidos) incluye la continuación del pago de intereses de las deudas pública y externa, algunas de las cuales fueron señaladas por el propio AMLO en el pasado como un atraco a la nación, como es el "rescate bancario" conocido como FOBAPROA. Con la caída de los precios del petróleo y las nuevas condiciones que tendrían ahora gobiernos progresistas o este gobierno progresista tardío sería el desconocimiento de la deuda pública, especialmente pero no únicamente, la evidentemente inmoral y odiosa como es el FOBAPROA.
Con motivo de lo ocurrido con otros gobiernos progresistas en América Latina y especialmente lo ocurrido en Brasil con el triunfo de Bolsonaro, en México muchos lopezobradoristas empiezan a jugar con la vieja idea que también se usó en la época de Echeverría de decir que ante la amenaza de la ultraderecha la consigna debería ser "AMLO o el fascismo" (como en los años 70 decía el PRI: "Echeverría o el fascismo"). Es una lectura equivocada de lo que está ocurriendo. No es simplemente una fuerza propia de la derecha la que le ha hecho crecer y llegar al gobierno (como resultado de un giro a la derecha de las masas), sino que es también alimentado por la responsabilidad de las políticas y corruptelas de los gobiernos progresistas. No hay que olvidar que el que encabezó el proceso para destituir a Dilma Roussef y luego encarcelar a Lula para impedirle ser candidato fue Temer, que era el vicepresidente con Dilma. Es decir que la alianza con la derecha estaba hecha por el PT desde el gobierno mismo. En México no existe el cargo de vicepresidente, pero AMLO creó el cargo de Jefe de la Oficina de la Presidencia con Alfonso Romo, empresario de Monterrey pero con intereses en Chiapas en el negocio de Monsanto y apoyador del Plan Puebla Panamá, antiguo feroz opositor de López Obrador donde lo calificaba como "un peligro para México" y quien en la campaña fue clave para acercarle a otros sectores de la burguesía oligárquica. Es decir, la derecha ya está ahí en el gobierno de AMLO, acechando. Pero no es solo el Temer mexicano, sino también Bolsonaro. Antes de su elección presidencial, Bolsonaro era una figura secundaria muy reaccionario y apoyada por los evangélicos. En México, los evangélicos eran también una figura marginal. Pero la campaña aliados con Morena, por medio del partido de los evangélicos, el PES (Partido de Encuentro Social) los ha proyectado políticamente. Son el partido más reaccionario, de extrema derecha, minoritario y ahora gracias a la alianza con Morena tienen un buen número de diputados y senadores. Su principal líder, Eric Flores, fue nombrado por AMLO como delegado especial en el Estado de Morelos donde ha defendido el proyecto de la termoeléctrica rechazado por las comunidades de aquella región y donde antes de la consulta convocada por AMLO fue asesinado uno de los dirigentes de la oposición a ese megaproyecto, el compañero Samir. O sea la disyuntiva no es "AMLO o el fascismo".
Se requiere urgentemente no solamente un polo anticapitalista en el movimiento social que sea independiente del gobierno y su partido, sino también políticamente un polo clasista anticapitalsita y socialista alternativo a las posiciones del gobierno de AMLO y su partido. En la discusión en el Congreso en torno a la GN, aunque se hicieron foros para escuchar a organismos defensores de derechos humanos, y aunque estos mayoritariamente se opusieron a la creación de la GN, la mayoría parlamentaria de Morena impuso el proyecto. Ninguno de los diputados que venían en el pasado de la izquierda se opuso. Oportunistamente partidos de la derecha son los que se opusieron al proyecto por lo menos en la Cámara de Diputados. Si no quiere repetirse otras experiencias latinoamericanas, no es posible en México dejar el campo de la oposición al gobierno a la derecha. Ahora ha sido en el Congreso, donde ya no hay partidos de la izquierda socialista. Pero mañana puede ser que la derecha se presente en las calles como la oposición. Hay que evitar eso. Urge un polo de izquierda que sea alternativo e independiente del gobierno de Morena.
(+) Texto presentado por Edgard Sánchez del PRT para una discusión sobre los “gobiernos progresistas” en América Latina realizada en febrero de 2019 en el Comité Ejecutivo Internacional de la IV internacional.